Los profesores son claves en la disciplina. Deben dominar el difícil equilibrio entre la firmeza y flexibilidad. La disciplina viene favorecida por una eficiente organización de la escuela, cuyo lema incluye cordialidad, esfuerzo y alegría. Alegría no presupone holgazanería y hedonismo. Más bien al contrario. A los jóvenes les gusta proponerse metas elevadas y superar dificultades. El esfuerzo no se opone al interés porque el interés profundo irá siempre unido al esfuerzo y la constancia que da la fortaleza del carácter. El profesor eficaz tiene que ser sostenido por la sociedad y autoridades para que logre en su clase: una atmósfera ordenada y tranquila; fomente altas expectativas; sea claro en sus exposiciones; consiga que los alumnos realicen ejercicios abundantes inmediatamente después de la presentación y efectué una evaluación diversificada que incluya exámenes periódicos y anuales tanto de tipo oral como escrito. La organización de la escuela debe estar de tal manera diseñada y ejecutada que facilite la acción disciplinada de todos. Naturalmente con flexibilidad y amor hacia los jóvenes para el encuentro educativo, lo cual no supone inoperancia o falta de exigencia que deje indefensos a los profesores y les imposibilite llevar a cabo el arte de enseñar. La disciplina o actividad ordenada es un factor de calidad de las escuelas y ello debe notarse en la ciudad.
Cualquier organización que pretende lograr objetivos tiene que hacer cumplir las normas y la correcta realización de las acciones que permitirán alcanzar sus objetivos. Lo primero que compete a una escuela es clarificar a sus integrantes, profesores y alumnos, su misión como núcleo del ideario y proyecto. Más aún, cualquier propósito de enseñanza requiere, para ser alcanzado, de la disciplina escolar. Lo cual, en sentido amplio incluye dos partes: por un lado está vinculada a la convivencia regulada por normas y reforzada por actitudes y hábitos de urbanidad que le dan un valor positivo. Sin disciplina no puede haber buena convivencia. Además, por otro lado, la disciplina viene dada por una correcta y eficiente disposición ordenada de todas las actividades que tienen lugar, principalmente en las aulas y otros espacios del recinto escolar. Incluimos aquí acciones tales como el cuidado de los bienes públicos, la puntualidad, el aprovechamiento del tiempo, el estudio individual diario, la realización y control de los deberes u otro tipo de enseñanza indirecta. La enseñanza bien preparada y ejecutada en un buen clima de relación humana es el más importante aglutinante del orden en la sala de clases y la mejor prevención para acciones descontroladas, especialmente las que tientan a los jóvenes al término del año escolar, el cual tiene un tiempo determinado y conocido con anterioridad al cual deben los establecimientos ajustar sus programaciones escolares. Por lo tanto, no se entiende que llegue diciembre y nuestros jóvenes comiencen a pasear por el centro de nuestras ciudades, no sólo perdiendo tiempo valioso para una mejor enseñanza, sino colocando en riesgo su integridad física.